Carlos Raúl Paredes
Sobre los sillares de la plaza de armas de Arequipa, a través de los años, se ha escrito una historia llena de levantamientos que le sirvieron a la Ciudad Blanca para ganarse a base de pulso, rocoto y nevada arequipeña el apelativo “León del Sur”. Y esta vez, el león volvió a rugir, fue protagonista de un nuevo levantamiento, el levantamiento de la Copa Movistar a manos del FBC Melgar, su máximo exponente en el fútbol profesional peruano desde 1971 (sin descensos, a diferencia de algunos equipos denominados "grandes").
Nuestro querido melgarcito ha campeonado en un dramático partido con gol en el último minuto. No había otra, tenía que ser así, luchando hasta el final sin rendirse como mandan los cánones de una estirpe -tan venida a menos últimamente- de valientes y rebeldes hijos
de Arequipa.
Pero este no es un triunfo meramente deportivo, el campeonato logrado por el FBC Melgar trasciende, va más allá porque nuestro querido dominó nunca fue ni será considerado solo como un equipo de fútbol, y la prueba está en que cuando juega y gana, el grito que se oye en las tribunas es "Arequipa... Arequipa..."
Por eso, viendo la plaza de armas repleta de arequipeños, a todos unidos en un mar humano, levantando la voz para que se escuche el "entonemos, entonemos un himno de gloria" y latiendo como un solo corazón al celebrar a su FBC Melgar, siento que sí se puede recuperar la estirpe e identidad arequipeñisimas que, no sé en qué terrible momento- el viento se llevó.
¡Sí se puede! Ese puñado de once valientes montoneros enfundados en su rojinegro uniforme de batalla luego de luchar en cien combates -liderados por Juan Máximo Reynoso junto a su caudillo Ysrael Zúñiga- no solo fueron capaces de unir a toda una ciudad, sino que nos dejaron una gran lección: Juntos podemos ganarle el partido a la falta de identidad y a la inercia de una historia reciente, de la cual la mayoria de arequipeños -los más fieles a nuestras raíces- no queremos ser parte.
Nuestras verdaderas costumbres y tradiciones, nuestro auténtico orgullo arequipeño; pese a lo que digan algunos líderes y opinólogos blandengues, no pueden seguir en peligro de extinción. Para empezar hagamos que nuestros hijos se aprendan y entiendan el profundo significado de esta letra:
"Cuando yo muera que me entierren en tu suelo
y algún día bajo el cielo unas flores crecerán,
será mi alma asomándose a la vida
desde mi tierra querida para ver a mi volcán".
y algún día bajo el cielo unas flores crecerán,
será mi alma asomándose a la vida
desde mi tierra querida para ver a mi volcán".
Así es mis queridos compatriotas, con el título nacional, con el título del clausura, con el de reservas y con la clasificación a la Copa Libertadores, el FBC Melgar nos ha unido, nos ha demostrado que si jugamos en equipo podemos alcanzar grandes objetivos.
Que nuestra meta sea rescatar lo nuestro, lo auténticamente arequipeño. Pongámonos la camiseta ahora mismo y demostremos que somos picantes como el rocoto, fuertes como el sillar y absolutamente jodidos cuando nos viene la nevada... ¡WE ARE THE CHAMPIONS, carajo!