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jueves, 17 de diciembre de 2015

WE ARE THE CHAMPIONS

                                                 
                                                                   

                                                       
                                                               Carlos Raúl Paredes
   
Sobre los sillares de la plaza de armas de Arequipa, a través de los años, se ha escrito una historia llena de levantamientos que le sirvieron a la Ciudad Blanca para ganarse a base de pulso, rocoto y nevada arequipeña el apelativo “León del Sur”. Y esta vez, el león volvió a rugir, fue protagonista de un nuevo levantamiento, el levantamiento de la Copa Movistar a manos del FBC Melgar, su máximo exponente en el fútbol profesional peruano desde 1971 (sin descensos, a diferencia de algunos equipos denominados "grandes").
 
Nuestro querido melgarcito ha campeonado en un dramático partido con gol en el último minuto. No había otra, tenía que ser así, luchando hasta el final sin rendirse como mandan los cánones de una estirpe -tan venida a menos últimamente- de valientes y rebeldes hijos
de Arequipa.
 
 Pero este no es un triunfo meramente deportivo, el campeonato logrado por el FBC Melgar trasciende, va más allá porque nuestro querido dominó nunca fue ni será considerado solo como un equipo de fútbol, y la prueba está en que cuando juega y gana, el grito que se oye en las tribunas es "Arequipa... Arequipa..."
 
Por eso, viendo la plaza de armas repleta de arequipeños, a todos unidos en un mar humano, levantando la voz para que se escuche el "entonemos, entonemos un himno de gloria" y latiendo como un solo corazón al celebrar a su FBC Melgar, siento que sí se puede recuperar la estirpe e identidad arequipeñisimas que, no sé en qué terrible momento- el viento se llevó.
 
¡Sí se puede! Ese puñado de once valientes montoneros enfundados en su rojinegro uniforme de batalla luego de luchar en cien combates -liderados por Juan Máximo Reynoso junto a su caudillo Ysrael Zúñiga- no solo fueron capaces de unir a toda una ciudad, sino que nos dejaron una gran lección: Juntos podemos ganarle el partido a la falta de identidad y a la inercia de una historia reciente, de la cual la mayoria de arequipeños -los más fieles a nuestras raíces- no queremos ser parte.
 
Nuestras verdaderas costumbres y tradiciones, nuestro auténtico orgullo arequipeño; pese a lo que digan algunos líderes y opinólogos blandengues, no pueden seguir en peligro de extinción. Para empezar hagamos que nuestros hijos se aprendan y entiendan el profundo significado de esta letra:
 
"Cuando yo muera que me entierren en tu suelo
y algún día bajo el cielo unas flores crecerán,
será mi alma asomándose a la vida
desde mi tierra querida para ver a mi volcán".
 
Así es mis queridos compatriotas, con el título nacional, con el título del clausura, con el de reservas y con la clasificación a la Copa Libertadores, el FBC Melgar nos ha unido, nos ha demostrado que si jugamos en equipo podemos alcanzar grandes objetivos.
 
Que nuestra meta sea rescatar lo nuestro, lo auténticamente arequipeño. Pongámonos la camiseta ahora mismo y demostremos que somos picantes como el rocoto, fuertes como el sillar y absolutamente jodidos cuando nos viene la nevada...  ¡WE ARE THE CHAMPIONS, carajo!
 
 

miércoles, 21 de octubre de 2015

BACK TO THE FUTURE

 
 
Carlos Raúl Paredes
 
Este miércoles es un día importantísimo en los anales de la historia. En 1985 Marty McFly y su bella novia Jennifer se subieron al clásico DeLorean del Doc Emmett Brown, en un inolvidable viaje al futuro que los transportó al 21 de octubre del 2015.
 
Mis ojos adolescentes, despreocupados y sin los adornos de hoy (ojeras y patas de gallo al por mayor) que creían haberlo visto todo a los 19, y que en realidad aún no habían visto nada de la vida, estaban literalmente pegados a la pantalla del cine durante la proyección de Back to the Future II. Fue "bien paja" (término "jeringüístico" que utilizábamos con frecuencia por esos años) ver como en cuestión de segundos McFly y compañía pasaron volando del siglo XX al siglo XXI, directo y sin escalas.
 
Y para hacer tremendo viaje no necesitaron gasolina, fueron suficientes una lata de cerveza y unas cáscaras de plátano que sacaron de la basura para llenar el tanque del DeLorean. Pero a diferencia de las pantallas planas de televisión, las videollamadas, los controles de voz, los datos personales que hoy aparecen en los teléfonos o las gafas de video similares a las Google Glass, que ya se veían en la película, la proyección futurista del combustible en "Back to the future II" no es una realidad hoy en día, lamentablemente.
 
¿Se imaginan que ahora pudiéramos llenar el tanque de combustible de nuestro carro con desechos? Ya no tendríamos tanta basura andando por las calles, ocupando cargos públicos o enquistada en las altas esferas del poder. Toda esa basura sería útil y significaría un gran ahorro para nuestro bolsillo. No como ocurre en la actualidad, que es todo lo contrario.
 
Pero algo podemos hacer en este día histórico, 21 de octubre del 2015, en que la máquina del tiempo nos visita. Podemos pedírsela prestada a Marty McFly y al Doc Emmett Brown para retroceder en el tiempo y evitar, por ejemplo, que los padres de varios congresistas, jueces, directores de organismos públicos, mandatarios -y hasta de primeras damas- encuentren a su media naranja y sean flechados por cupido, para que no nazcan...
 
O mejor aún, podríamos programar al DeLorean para transportarnos a inicios de noviembre del 1532 y llegar justo antes de que el ejército incaico se tope en Cajamarca con los conquistadores españoles encabezados por Francisco Pizarro, que luego les robaron el oro y todas sus riquezas.
 
Sin lugar a dudas borraríamos de la historia a Pizarro y a sus secuaces, cambiando así la línea del futuro. Y hoy no habría ladrones en el Perú, bueno... no tantos.
 
 

viernes, 9 de octubre de 2015

TIEMPO MUERTO

 
 
 
Carlos Raúl Paredes
 
 
 
Me miras de reojo
casi por encima del hombro
y ya no hay girasoles en tu mirada...

solo claveles dormidos
en los laureles de mi pasión.

Ya no hay horas
después de las horas,
nuestras milésimas juntos
escaparon del reloj
en un cuarto para los dos
a las dos y cuarto.

Y me tienes aquí
inhalando segundos perdidos
exhalando minutos caídos
dispuesto a darle
resucitación boca a boca
al tiempo muerto
que me separa de ti.
 
 
 

miércoles, 30 de septiembre de 2015

EN EL MES DE LOS MILAGROS (poniéndosela difícil al Cristo Morado)

 
 
                                                               Carlos Raúl Paredes
 
Octubre, mes morado. Y mientras que los fieles se visten de morado, demorado está el avance del país, demorado está aquello que prometió el presidente Humala de mantener los precios de los productos de primera necesidad, demorado está el solucionar la inseguridad y la violencia ciudadana, demorado está el defender los intereses del pueblo en temas como minería, petróleo y otros recursos....
 
Hasta el proceso de investigación de las agendas de la First Lady está demorado, mientras que la susodicha estaría aprovechando el tiempo para recibir clases intensivas de Grafoterapia que le permitan reaprender a escribir y así reeducar su puño y letra.
 
Por si fuera poco, demorado está el proceso de investigación de lavado de activos, mientras que la primerísima estaría aprovechando el tiempo para hacerse la manicure y así mantener sus uñas largas, pero bien cuidadas.
 
Demorado, todo está demorado en el Perú porque las prioridades del Gobierno son otras muy diferentes a las de la gran mayoría de peruanos.
 
Y a nosotros, los fieles devotos que por lo general cada 5 años metemos la pata en cuestión de votos, en este octubre solo nos queda vestirnos de morado y rezar por un milagro: que los próximos 6 meses se pasen volando porque, valga la paradoja, el Perú no es un avión que se maneje con piloto automático como viene ocurriendo.
 
Señor de los Milagros, te pedimos que intercedas por nosotros para que el próximo gobierno retome el camino del progreso y desarrollo con eficacia y sin retardos.
 
Que el próximo presidente o presidenta tenga los pantalones bien puestos y que, para empezar, gobierne a su primera dama o primer damo (según sea el caso).
 
Que lo primero en su agenda NO sea el enriquecimiento a costa de todos los peruanos.
 
Que NO nos incumpla la promesa de mantener los precios de los productos de primera necesidad. (En pocas palabras, que NO prometa lo que no está a su alcance poder cumplir).
 
Que NO le tiemble la mano, que NO le gane la ineptitud para solucionar la inseguridad y la violencia ciudadana.
 
Que SÍ defienda los intereses del pueblo en temas como minería, petróleo y otros recursos, sin ser ni chicha ni limonada, como pasa en la actualidad.
 
¡Gracias por escuchar nuestras plegarias Señor de los Milagros!
 
Sabemos que te la estamos poniendo difícil... que los milagros con políticos son los más complicados en tu larga lista que incluye aquel milagro del Terremoto de 1655 o el milagro a Antonio de León en 1670, entre muchos otros. Por eso, para que lo logres, estampita en mano también rezaremos por ti.
 
Y mientras esperamos las próximas elecciones, la procesión va por dentro...
 
 

sábado, 26 de septiembre de 2015

TU RECUERDO

 
 
Carlos Raúl Paredes
 
Tu recuerdo toca a mi puerta
cuando no quiero recibir visitas.
!Qué digo toca! ...

simplemente se mete por las rendijas
junto al sol que arde
en el umbral de la tarde.
 
Tu recuerdo no pide permiso
simplemente entra
sin limpiarse los pies
dejando sus huellas
escondidas bajo el tapiz
de mi materia gris.
 
Tu recuerdo invade
mi propiedad privada
mi soledad privada
y entonces el silencio
se vuelve sonido
en la profunda garganta del olvido.
 
Tu recuerdo se clava
en mis 4 paredes
cual fotografía (jamás tomada)
y no hay salida, no hay escape...
A donde volteo
te veo...


 

miércoles, 23 de septiembre de 2015

¡AQUÍ NO PASA NADA!



                                                        Carlos Raúl Paredes

Su frase célebre está más vigente que nunca Don Humberto Martínez Morosini. No pasa nada en la televisión peruana de hoy. Usted es la imagen nítida de esa otra televisión, lamentablemente ya desenchufada hace años, y que a ratos se enciende solamente en el exclusivo canal de nuestros recuerdos.

Don Humberto, ícono y admirado caballero de las noticias ¡AQUÍ NO PASA NADA! No pasa nada con los noticieros. Cuando queremos ver las agendas de la First Lady resulta que la agenda noticiosa es otra y nos tenemos que soplar un reportaje de 15 minutos sobre el romance de Fulanita con Mengano y Perencejo... sí, con los dos a la vez. !Qué tal perenceja! (Aclarando, me refiero a la Fulanita).

¡AQUÍ NO PASA NADA! querido y recordado "MM". Mientras que Nadine nos cuenta que no es su letra, los noticieros nos cuentan que Songo le dio a Borondongo sin que sepa Burundanga... o que Bernabé le pegó a Muchilanga. Y después, como quien no quiere la cosa le echan la culpa a Fatmagül. ¿Qué tiene que hacer Fatmagül en las noticias?

Maestro de maestros, Don Humberto Martínez Morosini ¡AQUÍ NO PASA NADA! cuando una escolar de 16 años se come más de diez cucarachas para poder ganar el premio del viaje soñado en el programa "El último pasajero". ¡AQUÍ NO PASA NADA! porque -y es lo peor de todo-  muchos televidentes han caído muy bajo para consumir la televisión basura, sin importar sus contenidos. Pura, purita televisión basura...

Don Humberto, qué diferente era la tele cuando usted fue rostro y símbolo de la televisión peruana. Marcó un antes y un después como narrador de noticias, narrador deportivo y maestro de ceremonias, por eso siempre lo admiraré ilustre arequipeño.

Gracias por sus consejos. Recuerdo mucho aquella noche cuando, debido a un viaje que usted iba a realizar, me preparaba para reemplazarlo como conductor de "24 Horas". Yo estaba nervioso porque, si bien es cierto a los 21 años de edad ya tenía experiencia en la conducción de Buenos Días Perú, nunca antes había conducido el noticiero estelar de Panamericana Televisión. Y usted me dijo: "El día que estés frente a una cámara de televisión y no te sientas un poco nervioso, por más experiencia que tengas, será mejor que te retires porque no estarás viviendo y sintiendo lo que haces".  Cuánta verdad.        

Una de mis más grandes satisfacciones en el ejercicio de mi carrera ha sido rendirle homenaje, maestro. En 1998 tuve la oportunidad de entregarle el trofeo de mi programa "Gente Dorada" que se emitía a través de radio Studio 92, en Lima. Usted siempre ha sido, es y será Gente Dorada.  

Don Humberto Martínez Morosini, ya tiene un lugar en la eternidad de los grandes, de esos seres que parecen venir de otro planeta -aunque usted vino de Arequipa- con capacidades, habilidades, dones y talentos que muchos terrestres comunes ya quisiéramos tener, y se quedan a vivir para siempre en la memoria colectiva de un país y sobre todo, en un lugar especial del corazón de la gente. ¡Gracias maestro, descanse en paz!  

lunes, 14 de septiembre de 2015

DÉJALO VIVIR


 
                                                                         Carlos Raúl Paredes

NN espera su turno en el corredor de la muerte. No camina, él no puede. Solo agita los brazos y las piernas sin ninguna sincronía. Intuye. Sabe lo que le espera.

Cada vez más países en el mundo han abolido la pena de muerte, pena capital o ejecución, y en los países que aún se aplica siempre habrá controversia. Y NN, entre tanto, sin entender nada, siente como aterrador eco los latidos de su corazón en medio de ese oscuro y desolado corredor, mientras le llega la hora final.

La pena de muerte genera polémica porque abarca aspectos diversos como el ético, el social, el religioso, el político, el biológico, el criminológico, el jurídico, etc., etc., y muchos etcéteras más. Pero al final de cuentas, detrás de la inyección letal, la silla eléctrica, la cámara de gas o la horca, está la Ley del Talión que -haciendo honor a la palabra latina talis o tale que significa "idéntico" o "semejante"- castiga con la muerte al que provoca la muerte como en la Edad Media. Y lamentablemente, de manera inexorable, es lo que le espera a NN.

"Quien a hierro mata a hierro muere" reza el dicho, ¿pero cuál es el crimen capital de NN? Él no mató a nadie. Es inocente, sin embargo sus verdugos lo condenan a la pena de muerte.
 
...Y NN no puede hablar. Simplemente no puede. Se queda en silencio, sin decir nada en su defensa.    

Los verdugos justifican su muerte argumentando que "pese a que es cruel es una necesidad" y gritan a viva voz:  "No es un ser humano". También, tan seguido como pueden, lo escriben con mayúsculas en las redes sociales... "NO ES UN SER HUMANO".   

Y NN, que SÍ ES UN SER HUMANO porque su cerebro empezó a formarse al decimoctavo día de vida (cuatro después de la falta de la regla de su madre) y porque su minúsculo corazón comenzó a latir desde el día 21, solo agita los brazos y las piernas sin ninguna sincronía. Intuye. Sabe lo que le espera: La inyección letal.

El aborto es como la pena de muerte. No seamos los verdugos de otro NN (No Nacido) que tiene carácter humano desde el momento de la fecundación.

La frase "Déjala Decidir", más allá de un bonito titular tuitero, es una reverenda incoherencia, pues  el hecho de que la mujer lleve una vida en su vientre, y que jurídicamente sea dueña de su cuerpo, no le otorga el derecho de condenar a su hijo a la pena de muerte. Sé que es un tema polémico pero esta es mi opinión con todas sus letras, puntos y comas. Sin palabras abortadas.   

La pena de muerte no es una opción para deshacerse de un niño no deseado, por eso saludo, felicito y me sumo a la iniciativa de la comunidad de Facebook DÉJALO VIVIR conformada por gente de diferentes creencias en defensa de la vida. Unamos fuerzas contra los verdugos para que al final de todo, su plan cruel e inhumano de la pena capital sea lo único abortado.
 
Facebook:
https://www.facebook.com/Déjalo-Vivir-553776188096785/timeline/
 
Video Déjalo Vivir:
 
 
 
 

lunes, 31 de agosto de 2015

EL RETO




Carlos Raúl Paredes
 
¿Qué significa RETO? Según la Real Academia de la Lengua es "un objetivo o empeño difícil de llevar a cabo, y que constituye por ello un estímulo y un desafío para quien lo afronta". Pero además de la fría acepción de un diccionario está el otro significado que le encontré a esa palabra en una cabina de radio, en agosto de 1986, cuando saqué fuerzas de flaqueza para no defraudar -entre miles de personas que confiaron en mi- a un niño que al salir del colegio le pidió a su papá que lo llevara a radio Aeroestereo con el único propósito de conocer a un tal Hombre Elástico que estaba hablando sin parar, intentando batir el récord mundial de permanencia en el micrófono (108 horas alcanzadas meses antes por un locutor colombiano).

Todo comenzó la mañana del lunes 25 de agosto de 1986 cerrando las celebraciones del mes de Arequipa. Al compás de Gonna Fly Now de Bill Conti el primer día transcurrió como un programa largo, pero nada fuera de lo común, excepto por el apagón que sufrió el transmisor de la radio sacándonos del aire por unos 5 minutos aproximadamente. Luego descubriríamos que un ratón que intentaba sabotearnos se había cruzado por la conexión eléctrica. El levantamiento del cadáver se hizo de inmediato. Fue el único incidente, y el único cadáver que dejó El Reto del Hombre Elástico.

Obviamente el Hombre Elástico no iba a morir en el intento. Después de haber pasado todas las pruebas médicas el doctor me había dicho que mi corazón era fuerte, que mi garganta resistiría, y que estaba físicamente preparado para tratar de mantenerme despierto durante 5 días con sus noches, aunque eso sí, nada ni nadie podía garantizarlo. Y claro, para empezar, ni yo mismo estaba seguro de lograrlo, sólo quería intentarlo. El que no arriesga no gana.

Fue después de la segunda noche sin dormir, ya el miércoles 27 de agosto por la tarde, cuando empecé a sentir cada segundo, cada minuto, cada hora, como una carga pesada sobre mis hombros. Mi voz empezaba a temblar y mis ojos casi imploraban por un descanso de sólo 5 minutos. Pero a esas alturas era demasiado riesgoso, bastaba con que pegara los ojos para que me quedara dormido, y ahí sí no me levantaban ni con grúa. Recuerdo que mis compañeros de la radio y otros grandes amigos que hacían turnos para acompañarme, además de contarme chistes, me cacheteaban para mantenerme despierto. Eso explica el por qué terminé con los cachetes hinchados.

El notario público ya había dado su conformidad a las primeras 52 horas de El Reto, pero las horas que faltaban para alcanzar la meta me parecían lejanas e inalcanzables en medio del túnel de duda e incertidumbre en el que me vi de pronto, empujado por el agotamiento físico y mental. En ese momento, aquel miércoles 27 de agosto, apareció en la cabina de la radio el niño al que hacía mención líneas arriba. Tendría unos 8 años de edad. No dejaba de mirarme asombrado. Su padre me dijo "te ha estado escuchando desde el lunes y hasta no quería dormir, eres algo así como un héroe para él". Esas palabras y la mirada del niño fueron un rayo de luz al final de ese túnel en el que me encontraba.  

Y así como él, muchos niños y niñas llegaron luego hasta la estación de radio llevándome osos de peluche, dibujos, tarjetas con pensamientos, posters y hasta las manzanas de su lonchera. Otros jóvenes de mi edad que también estaban en la universidad pasaron por la radio para tomarse la foto de rigor con el Hombre Elástico, claro, en ese entonces era el momento Kodak porque no teníamos ni la menor idea de lo que sería un selfie, casi 30 años después.

El pasaje Zarumilla donde se ubicaba la radio y que el lunes, en el primer día de El Reto lucía como una calle fantasma, de la noche a la mañana -literalmente, de la noche del martes a la mañana del miércoles- pasó a ser un gran punto de encuentro donde convergía gente de todas las edades, familias enteras con los abuelitos incluidos; unos llegaban caminando, otros en moto o en sus carros haciendo sonar los claxons para que yo escuchara que estaban allí, todos conmigo, apoyándome. Incluso recuerdo que llegó una pareja de recién casados. Me acerqué y les dije: "los declaro marido y mujer". No sonó el Danubio Azul pero si se escuchó a todo volumen Dancing In The Dark de Bruce Springsteen.

Me di cuenta que no estaba solo y que no podía defraudar a tanta gente. El reto ya no era mío, era de todos. Así logramos pasar la cuarta noche (la del jueves) la más difícil. Y ya entrado el viernes, el notario público sumaba las horas y, a diferencia de los días previos, me parecía que el tiempo pasaba rápidamente.  "!Ya van 100 horas... 104... 105... 106... 107!"

Cuando el notario anunció que El Hombre Elástico había alcanzado el récord mundial de 108 horas y que estaba a punto de establecer su propio récord, simplemente sentí que estaba listo para empezar de nuevo. ¿El agotamiento físico y mental había desaparecido por arte de magia? No, era mi piloto automático que empezaba a activarse. Mi reloj biológico ya se había alterado y yo, entonces sin percatarme de ello, solo quería seguir sumando horas y horas sin parar... Y después comer rico.

Como no había ingerido nada sólido desde el lunes por recomendación del médico para evitar la digestión y por ende el sueño, ya no quería más los jugos del desayuno ni las sopas del almuerzo y la cena. Debo confesar que esa semana los odié con toda mi alma. A esas alturas ya casi empezaba a alucinar con un lomito saltado.

Y hablando de alucinaciones, estas comenzaron poco después de alcanzar las 108 horas, cuando llegó el reportero de canal 8 de televisión para entrevistarme. De pronto encendieron sus potentes luces frente a mis ojos, y yo que había estado en la cabina de la radio a media luz desde el lunes por recomendación expresa del médico, fui víctima de algo así como un cortocircuito cerebral. El resultado se puede ver en el video de esa entrevista que adjunto a este artículo. Por ejemplo, cuando el reportero me pregunta: "¿cómo te sientes en este momento física y mentalmente?" Yo le respondo: "En las últimas... porque hemos estado caminando... hemos estado estudiando... hemos estado viajando". Vaya que estaba en las últimas.

"!Ya van 109... Ya van 110 horas!" anunciaba el notario y daba la conformidad del caso mientras que yo seguía hablando sin parar, estirando mi lengua y mi voz; no en vano los oyentes de mi programa Música Elástica me habían bautizado años atrás como El Hombre Elástico. Los aplausos y gritos de la gente llegaban desde la calle: !go, go, go, go! gritaban al unísono. Los claxons de los carros se escuchaban cada vez con más intensidad y yo quería seguir hablando toda la madrugada del sábado 30 de agosto. Pero en medio de la algarabía cuando el reloj de El Reto marcaba las 110 horas con 20 minutos, el médico y mis compañeros de la radio se dieron cuenta que mi salud estaba en peligro. Ya no articulaba oraciones correctamente y hablaba cosas prácticamente sin sentido. Así que ahí se acabó. Y después de ese largo programa que duró de lunes a sábado (110 horas con 20 minutos) me llevaron directo al hospital. Y para colmo, no pude dormir.   

Yo tenía 19 años y había decidido iniciar ese reto, batir el récord mundial de permanencia en el micrófono, porque sentí que a esa edad no había hecho nada trascendente en mi vida. Sin querer yo mismo me estaba dando un mensaje que me ha servido desde entonces: "si quieres lograr algo simplemente hazlo, sin temor, ya en el camino irás encontrando la fuerza que te falte y llegarás más lejos de lo que te imaginas".

Esa fuerza que me faltó en el tercer día, cuando el agotamiento estaba por vencerme, la encontré en ese niño que me miró como su héroe, en esas familias enteras que llegaron hasta la estación de radio, en esas personas que pasaban tocando los claxons de sus carros, en mis compañeros de Aeroestereo, en mis colegas de otras emisoras, en mis familiares y grandes amigos que estuvieron allí, siempre conmigo.

Y hoy mi nuevo reto es tocar alguna de tus fibras con este mensaje. Si te resulta inspirador y has decidido desafiarte a ti mismo (a)... con gran satisfacción podré decir otra vez: !RETO CUMPLIDO!




lunes, 17 de agosto de 2015

EL AMOR, SUSPIROS... Y SUS PEROS

© Carlos Raúl Paredes
 
 
 
Tú, simple... pero complicada.
No me piensas... pero sí.
Me necesitas... pero no.
Soy tu todo... pero nada.
 
Y yo, cuerdo... pero loco,
dulce... pero amargo,
frío... pero caliente
te amo... pero tampoco.
 
Déjame... pero no te vayas por favor.
Olvídame... pero sin borrarme de tu mente.
Mátame... pero no para siempre.
Ódiame... pero haciéndome el amor.
 

sábado, 15 de agosto de 2015

¡A RUGIR AREQUIPEÑOS!

Carlos Raúl Paredes


Compatriotas arequipeños, con su permiso, seré el aguafiestas en el festejo del 475 aniversario de mi querida, noble y muy leal Ciudad Blanca. Y es que, mientras la mayoría baila hasta que reviente agua colorada, mientras todos celebran y se abrazan a la luz colorida de la pirotecnia que va saltando la estructura de caña y carrizo de los tradicionales castillos, o mientras alguien le sopla al de al lado las sagradas notas del himno patrio que nunca aprendió: "Entonemos, entonemos, entonemos un himno de gloria", yo tengo que hacer el trabajo sucio y decir las cosas como son. Por lo menos algún león tiene que rugir.

Dejé mi linda Arequipa a mediados de 1997 y desde entonces solo regresé esporádicamente de visita, hasta el año 2003, cuando partí rumbo al exilio en Estados Unidos. Hoy, 12 años después regreso peregrino y fatigado, con el corazón cansado de buscar felicidad... Y Arequipa, lamentablemente, no soy feliz en tu regazo. ¿Qué te hicieron? Dime ¿quiénes fueron?

Me atrevo a decir con profunda tristeza que el Misti y el Chachani son de los pocos emblemas patrios que no han sido vejados por el hacinamiento, el crecimiento desordenado, los negocios informales, los taxis violadores y las combis asesinas. (Debe ser porque a muchos les dio pereza trepar más de 5,000 metros para clavar e izar sus banderas de la conquista).

La campiña ha sido vilmente devorada por el cemento de improvisadas construcciones, los colores de las polleras predominan sobre el auténtico color del sillar y la Plaza de Armas suele ser letrina de afiebrados y agresivos antimineros.

Las celebraciones tradicionales como el corso por el día de Arequipa han sido invadidas por Kallahuayas, llameradas y hasta danzas endiabladas que nunca fueron una tradición arequipeña.

A este paso, los restaurantes típicos servirán rocoto relleno, pero con trucha del Titicaca; zarza de patitas, pero de Alpaca; y adobo, pero de Cancacho. Y el chaque ya no será de tripas, sino de Huarjata.

Y por si fuera poco, la virgen de Chapi tendrá que compartir santuario con la Candelaria.     

Las nuevas generaciones de arequipeños, al ser hijos de inmigrantes, no tuvieron a nadie que les inculcara los valores y la identidad tan propios de nuestra tierra, y hoy no son ni arequipeños ni puneños ni juliaqueños; son un híbrido, es decir, ni chicha de jora ni limonada... ¡No Jora!

Pero ellos no tienen la culpa. Nosotros somos los culpables porque no hicimos respetar nuestro arraigado, famoso y hasta envidiado arequipeñismo.

¿A llorar al río Chili o a rescatar nuestra verdadera identidad? Tú decides. Para un león que se respete, nunca es tarde. Es tiempo de rugir.

Después de leer este artículo de opinión algunos me tildarán de discriminador. No llego a tanto. Solo estoy con la nevada... Algo tan arequipeño que muchos hijos putativos jamás experimentarán. 
   

martes, 4 de agosto de 2015

¡GO HOME MISTER WALLS, GO HOME!

Carlos Raúl Paredes



Gran parte de mi vida la pasé viajando, me encanta viajar. Pero jamás pensé que las escalas serían tan largas. La escala que menos duró fue de un año (en tierras asiáticas). Y la más prolongada fue de 12 años (en tierras del Tío Sam). El itinerario comenzó en 1997 cuando decidí alejarme de mi entonces hermosa Ciudad Blanca de Arequipa para afincarme en Lima hasta el 2003, año en que partí rumbo al exilio en Estados Unidos.

Desde ese momento no he parado de alquilar departamentos, comprar y vender casas y carros o malbaratear mis muebles. Hace poco alguien ofreció 250 dólares por los muebles de la sala -qué misio, considerando lo que costaron- y de yapa tuve que darle la mesa del comedor para cerrar la venta. La familia que compró la casa pidió la refri de yapa. Caballero nomás. Gajes del oficio. Cuando vendes por motivo de viaje -urgente- la idea es deshacerse de todo en tiempo récord.

Mi esposa es experta en embalar y empaquetar ropa, zapatos, cuadros, platos y chucherías en general; en realidad siempre fue ella la que se encargó de este trabajo -el más difícil- mientras que yo estaba en el próximo destino, ya sea Lima-Perú, Davenport-Iowa, Little Rock-Arkansas o Tulsa-Oklahoma en Estados Unidos, haciendo lo más fácil, camino al andar...
 
Ese ha sido nuestro modus operandi en esta vida errante y aventurera que nos tocó... perdón, que elegí, porque la verdad, yo la elegí. Soy un hombre de retos y siempre me ha seducido la idea de comenzar de nuevo, y en ese contexto, tal vez fui egoísta al tomar decisiones que involucraron a mi esposa y a mis hijos, volviéndolos tan errantes como yo. Hoy son ciudadanos estadounidenses y sé que estarán bien... ¿o tal vez sea mi excusa para no reconocer que metí la pata?
 
Circunstancias políticas me llevaron al exilio. Fue mi decisión y no me arrepiento. Vivir asilado en mis recuerdos sin poner un pie durante 12 años en la tierra que me vio nacer ha sido duro, pero valió la pena. Hoy amo mucho más a mi madre y pude entender más a mi padre antes de su partida. Hoy valoro más el amor y la amistad, la distancia me ha enseñado a sentir más cerca a la gente que quiero y a dar abrazos sin utilizar los brazos, solo con el corazón.
 
He aprendido a valorar las cosas simples como un plato de comida... ¡Cómo extrañé mi locrito de pecho, mi chaque de los lunes, mi adobito dominical, mi cevichito del mediodía!
 
¡Cómo extrañé pasar por la Costa Verde y emocionarme con el mar o ir al estadio en Arequipa y gritar un gol de mi querido Melgar!
 
Es tiempo de un nuevo comienzo y, valgan verdades, no creo que extrañaré mucho al Tío Sam, pero debo agradecerle por darme la oportunidad de ejercer mi profesión como comunicador social y publicista. Fue un reto llegar a un país con un idioma y modo de vida totalmente diferentes y poder seguir con mis grandes pasiones de siempre, la televisión, la radio y la prensa escrita; del 2003 al 2008 como conductor y productor de noticieros UNIVISIÓN para Little Rock en Arkansas, Fort Myers en Florida, Detroit en Míchigan, Amarillo en Texas y Oklahoma City en el estado de Oklahoma. Del 2008 al 2015 como Gerente General y Director de Noticias de TELETUL MEDIA GROUP en Tulsa, Oklahoma, un conglomerado de medios (Estrella TV. Radio Las Américas y Teletul Noticias La revista).
 
Mi querido y añorado Perú allá voy, y esta vez para quedarme... Eso espero... Siempre y cuando mi espíritu aventurero no me haga trampa y me lleve hacia algún otro lugar insospechado. Lo bueno es que mi esposa es experta en embalar, empaquetar y hacer maletas rapidito. I'm sorry my sweetheart!


miércoles, 29 de julio de 2015

DEJA YA DE JODER...

Carlos Raúl Paredes
 
 
La canción de Los Toreros Muertos, famoso grupo de la movida madrileña del pop, rock, punk, que en 1987 fue una de las más solicitadas por mis oyentes de "Música Elástica" en Radio Studio 92, decía así:
 
Deja ya de joder
yo no me llamo Javier.

 
Siempre me gustó cambiar las letras de las canciones mientras las escuchaba a todo volumen en la cabina de la radio, bailando solito como loco mientras que seguramente mis oyentes, del otro lado del parlante, me imaginaban como a la mayoría de mis colegas Dj's, es decir, sentado frente al micrófono esperando que comience la siguiente canción para poner ON y hablar al aire.
 
Aquí un par de ejemplos: El coro de la canción de Kool and The Gang "Get Down On It", yo lo cantaba "Qué cag...nes", y no consigno la palabra completa por respeto a mis lectores.

 
El coro de la canción Funkytown de Lipps, INC "Gotta move on", yo lo cantaba "Care Hue...on", y en este caso, tampoco consigno la palabra completa por respeto a mis lectores. Jamás he abusado de las lisuras... Ni lo volveré a hacer.

 
Bueno, volviendo al punto, recuerdo en especial esta canción porque yo -que no canto ni en la ducha- la cantaba a viva voz y con una desafinación tal que si Los Toreros Muertos me habrían escuchado, con toda seguridad, se hubieran muerto otra vez. Mi letra decía así:
 
Deja ya de joder
yo no me llamo Raúl.

Y la cantaba con el alma... me salía de lo más profundo y es que, la verdad -lo digo públicamente por primera vez en 31 años- me jodieron con ese nombre. Yo no me llamo Raúl, bueno, es mi segundo nombre pero jamás estuvo en mis más ocultos planes utilizarlo en lugar de aquel que escuché el día de mi nacimiento: Carlos. Carlitos para familiares y seres queridos.

 
Resulta que un 2 de mayo de 1984 -recuerdo exactamente la fecha porque ahí empezó la cosa- llegué a Radio Melodía 104.3 FM. en busca de trabajo con el currículum total y absolutamente mojado, y es que estaba tan nervioso que el sudor de mis manos mojó mi CV, tanto que no se podía leer con claridad mi experiencia previa de tres años como maestro de ceremonias en el Colegio Militar Francisco Bolognesi y como conductor del programa Facetas Culturales en radio San Martin AM (desde los 16 años de edad).

No obstante, creo que Roxana Delgado, conocida entonces como "La Chica Chocolate", que fungía como Gerente de la SS de Melodía, se quedó impresionada con mi currículum de adolescente y me invitó a pasar a la sala de grabaciones para el casting de rigor. Inmediatamente después me dijo que el trabajo era mío, que iba a ganar un sueldo que cualquier chico de mi edad envidiaría y que tenía que empezar con mi programa al día siguiente, al toque nomás... Pero había un pequeño detalle.

Fue la primera vez que escuché el nombre de mi gran amigo y hermano del alma, Carlos Raffo. "La Chica Chocolate" fue directo al grano: "Esta radio se caracteriza porque sus programas llevan el nombre de sus locutores y aquí ya hay un Carlos (Raffo). Tendrás que usar tu segundo nombre. ¿Cuál es tu segundo nombre?"

Y así fue que se jodió todo. Pesó más el tema económico y la ilusión de mi primer programa de radio a nivel profesional. Sin medir las consecuencias vendí mi nombre por unos cuantos billetes. Al día siguiente debutaba en los 104.3 de Melodía un nuevo locutor, Raúl Paredes, que poco después sería conocido como el "Hombre Elástico".

 
Muchos años después, en el 2003 cuando viajé rumbo al exilio en Estados Unidos, decidí recuperar mi identidad. "En este país nadie me conoce", me dije. "Es momento de recuperar el nombre perdido". Y apenas firmé mi entrada a las tierras del Tío Sam lo hice como Carlos Raúl Paredes.
 
Desde entonces y hasta hoy todas mis nuevas amistades, latinas y gringas, me llaman Carlos Raúl o simplemente Carlos.

 
¿Pero qué va a pasar cuando regrese definitivamente al Perú?
 
Si realmente eres mi amigo o amiga, te ruego encarecidamente...
Deja ya de joder
yo no me llamo Raúl.


 

domingo, 24 de mayo de 2015

OJOS VERDES

Carlos Raúl Paredes  
 
 
Mis ojos verdes flotaban sobre una tarde gris mientras observaba todo el camino andado, a través de la ventana del tiempo, desde un tercer piso y entre mis solitarias cuatro paredes. Mi mirada se detuvo un instante cuatro décadas atrás. Ahí estaba yo, doblado sobre una apolillada carpeta de primaria con los mismos ojos pero con otra cara, leyendo de a poquitos (sí, leyendo gracias a Coquito) la rima LIII de Gustavo Adolfo Bécquer, sin entender nada... nada del amor.

-¿Todo lo que miras es de color verde?-

Una voz chillona interrumpió la lectura. Un curioso compañero de carpeta pensaba que con los ojos verdes solo se podía mirar de ese color. Naranjas verdes. Rosas verdes. Perros verdes. Sillares verdes y hasta el uniforme escolar único, verde.

-¡No!-

Contesté con absoluta certeza, y acoté:

-¡Tengo los ojos verdes pero miro a todo color!

A mis 9 años de edad veía la vida pasando ante mis ojos con sus esplendorosos colores. Y así fue hasta hace poco: El rojo, rojo. El negro, negro. El blanco, blanco. El amarillo, amarillo. Las naranjas eran anaranjadas y las rosas rosadas.
 
Hoy, con los mismos ojos pero con otra cara, observo el camino que me falta por andar y todo lo miro de un solo color. Es que la vida misma, el amor, el desamor, los triunfos, los fracasos, la ilusión, la duda, los años, me enseñaron que una cosa es ver y otra muy diferente, mirar.

Así pues, considerando que vemos todo lo que miramos pero no miramos todo lo que vemos, y porque más vale tarde que nunca, cuatro décadas después rectifico la respuesta que le di a aquel amigo de infancia:

-¡Tengo los ojos verdes y todo lo que miro es verde!
El color de la esperanza.